"Merceriaditis"

Hoy estuve revisando los blogs de mis amigas... En mes y medio han adelantado mucho todas y me he llevado un buen rato de la mañana leyendo...
Tengo unos premios que contestar y prometo hacerlo pronto... pero en el blog de Pepa y Carmela, me he conseguido con un post divertidísimo que escribieron este par de maravillosas mujeres. Se titula "El parto de la Burra" jajajaja ya con el nombre se pueden imaginar el contenido.
Ellas cuentan que decidieron refrescar un fin de semana de su verano haciendo un bloque de Patch sin comprar ninguna tela... Vaya reto... jejeje Me tomo el abuso de transcribirles una parte del comentario, pues no tiene desperdicio: "... la quilter va a comenzar una labor; su “stash” incluye multitud de cajas y bolsas de tela desperdigadas por armarios, estanterías y cualquier rincón de la casa. Hay telas en todos los colores del arco iris, telas con gatos, con gallinas, batiks multicolores, telas a cuadros y a rayas, telas infantiles y telas floreadas pero “¡Oh, qué desgracia!... me falta una tela de color “furcia” con lunaritos verdes de cinco milímetros de diámetro!”… y la quilter corre, feliz, a buscar más telas mientras su marido se pregunta (quizás incluso le pregunte a ella, no precisamente con buenos modos) “¿Cómo es posible que con tantas telas siempre que empieza algo le haga falta comprar alguna?”..."
Suena divertido, pero reflexionemos: ¿Quién de nosotras no sufre de ese mismo "síndrome"?
Justamente hace unas noches arreglaba la gaveta donde guardo los hilos y mi esposo me miraba con una expresión entre divertido, anonadado y como tratando de comprender, y me pregunta con un tonito entre burlón y condecendiente: "¿Te falta algún hilito, mi amor?"
Y es cierto, no me he atrevido a contar cuantos tengo, pero debo estar cerca del número de mi sueño dorado: 454... el número de hilos de la colección completa de DMC...ahhhhhhhhhhhhhhhhh... (suspiro) Claro que mi colección para nada tiene la finura de usar solo esta maravillosa marca. No señor, nada de eso, además si fuera así, en mi país deberían estar en una caja fuerte de lo costosos que son.
Tengo algunos de DMC, otros Anchor, una marca brasilera que descubrí que se llama Maxi y que son muy buenos, unos que me vinieron gratis con unas revistas de marca Gosa (????), otros que se llaman PDI (que ni numeración tienen, jajajaja), y unos cuantos bastantes chinos con nombres improdunciables unos y otros simplemente sin nombre.
Es que además de lo que describe tan gráficamente Carmela, yo sufro de otro síntoma: "Merceriaditis"... es decir que cuando ando por la calle, no puedo ver una mercería o algo que se le parezca, pues tengo que entrar a preguntar si tienen hilos para bordar y por supuesto, cuánto cuestan. Esto me ha permitido encontrar unas buenas ofertas, descubrir sitios nuevos y además contar con una reserva de hilos extraños, unos un tanto feos, otros que destiñen horrores, pero que guardo "por si acaso".
Algo similar me pasa con las tiendas de telas...
Si pudiera tomarle una foto a mis hijas, mi marido o a mi mamá, de la cara que ponen cuando vamos por la calle y de repente me da una sobredosis de adrenalina y con los ojos desorbitados les digo: "Esperenme un momentico, voy a preguntar sin tienen hilos (o telas, según sea el caso)", pero estoy segura que ustedes se la deben imaginar.
Pero es que es algo inevitable, ¿o no?